Cómo surge la apicultura urbana
Nueva York fue la primera ciudad en acoger apicultores urbanos que apostaron por producir entre rascacielos su propia miel. Este movimiento pervive hoy concentrado en el barrio de Brooklyn y se ha extendido a otras ciudades como Londres, París, Tokio. Si preguntamos cómo surge la apicultura urbana en España, esta hace sus primeros pinitos de forma experimental en Madrid y Barcelona
Apicultura y urbana parecen a priori dos conceptos antagónicos. Si las colmenas que se encuentran en el campo normalmente están apartadas de núcleos de población y su presencia está señalizada para que nadie corra peligros innecesarios (véase el artículo de la legislación de la apicultura), parece descabellado pensar que todo esto se pueda trasladar a la ciudad. No hay que preocuparse. La apicultura urbana no tiene que suponer ningún tipo de riesgo para las personas si el lugar en el que se realiza es el adecuado y la manipulación también es la correcta. Como surge la apicultura urbana
Habrá gente que haya empezado a oír hablar de la apicultura urbana hace poco tiempo (véase el artículo sobre qué es la apicultura urbana). Esto no quiere decir que sea algo novedoso o pionero, al menos en países como Estados Unidos o Gran Bretaña donde se lleva practicando décadas atrás.
En España
En España la cosa es muy diferente, ya que el apicultor urbanita acaba de hacer su aparición aunque se enfrenta a la ausencia de una regulación clara.
El colectivo Miel de Barrio está trabajando duramente en este aspecto con el objetivo de que esta actividad cuente con un marco legal claro que se base en los beneficios de contar con abejas en las ciudades.
A pesar de la falta de una normativa específica de la apicultura urbana, no se trata de una actividad ilegal per se y la autorización para practicarla corre a cargo de las comunidades autónomas basándose en el Real Decreto 209/2002 que es el que regula las explotaciones apícolas.
Miel de Barrio ya realiza talleres y experiencias de apicultura urbana en Madrid, mientras que en Barcelona existe una iniciativa piloto en el Museo de Ciencias Naturales.
Historia
Pero echemos la vista atrás para saber cómo surge la apicultura urbana.
Para ello nos tenemos que trasladar a las primeras décadas del siglo XX a la ciudad de Nueva York. Qué mejor lugar que la Gran Manzana para iniciar esta experiencia aparentemente transgresora.
Cuenta el prestigioso diario New York Times que por aquellos años los apicultores urbanos eran muy frecuentes en la ciudad. Principalmente por dos motivos. Por un lado era una forma de obtener un producto cien por cien natural en una urbe masificada, donde reinaba y reina la comida precocinada y en la que los alimentos ecológicos a precios “populares” brillan por su ausencia.
Y por otro, las azoteas de los grandes rascacielos de Manhattan eran los lugares idóneos para la instalación de colmenas sin que eso supusiera ningún riesgo para la población. Por lo tanto estamos ante un signo de rebeldía y reivindicación de la alimentación natural que cuajó de forma sustancial.
El popular diario neoyorquino asegura que edificios como el del Radio City Music Hall y el Museo Americano de Historia Natural albergaron colmenas en el inicio de la pasada centuria. Pero las colmenas de abejas entre rascacielos parecieron ser una moda pasajera y en torno a 1950 la apicultura urbana se había reducido sustancialmente.
Sorprendentemente, en 1999 las autoridades neoyorquinas prohibieron la cría de abejas al incluir a estos pequeños insectos en la lista de animales salvajes que los residentes en esta ciudad no podían mantener. Por ejemplo, se igualaba a las abejas con los hurones, iguanas, buitres y hasta ballenas.
Ver para creer.
Por los mismos motivos que surgió en Nueva York, también Londres fue una de las ciudades pioneras de la apicultura urbana, pero, al contrario de lo que sucedió en la Gran Manzana, la capital británica está fomentando decididamente esta práctica.
Actualidad
En la actualidad estamos ante un movimiento imparable que cada país está teniendo que empezar a regular de manera más precisa.
A pesar de la prohibición inicial, Nueva York recuperó a los apicultores urbanos. Estos románticos de las colmenas han desafiado durante años a las multas, aunque era complicado mantener en secreto su actividad. A la vista de que el fenómeno era imparable, las autoridades neoyorquinas asumieron la realidad y, al comprobar que las picaduras de abeja en la ciudad eran mínimas, levantaron de nuevo el veto en el año 2010.
El barrio neoyorquino de Brooklyn es uno de los epicentros de esa actividad apícola urbanita, como lo sigue siendo Londres y otras ciudades como París, Tokio. En España Madrid y Barcelona han dado los primeros pasos a la espera de una regulación clara al respecto.
4 respuestas
Buenas tardes a tod@s y saludos. Espero que esta actvidad apícola siga progresando y los otros países del globo terráqueo sigan la misma trayectoria hacia el beneficio del mundo. . .y humanidad. . . gracias a esos insectos maravillosos muy higiénicos, trabajadores e inteligentes. . .
Muchas gracias José por tu comentario
Estamos de acuerdo…hay que seguir divulgando los beneficios de estos maravillosos creadores :D!!
Un abrazo!
Qué importante es saber que existen seres humanos que luchan por mantener esta especie de cualquier forma, como es el caso de la apicultura urbana, mientras hay gente que solo entiendo que las abejas causan daño.
Hola Flavio!
Así es…en muchos países se reconocen sus beneficios, por ello es legal. A ver si en España poco a poco se va introduciendo. Un saludo y gracias por visitarnos