Curiosidades de la miel
Alrededor de la miel siempre fluyen un buen número de mitos, creencias y curiosidades que dan este producto un carácter más enigmático y atractivo.
En cierto modo es lógico, ya que la miel surge de un proceso natural extraordinario y sorprendente. Que unos pequeños insectos como las abejas sean capaces de transformar el néctar de las flores en uno de los alimentos más completos que existe, ya es una asombrosa curiosidad en sí misma. Pero esto es solo el principio, ya que cuando empezamos a descubrir las características y propiedades que tiene la miel, comprobamos que no se puede comparar con cualquier otro alimento elaborado que hay actualmente en el mercado.
Uno de los capítulos que más llaman la atención cuando hablamos de la miel es su capacidad para conservar todas sus propiedades durante un largo periodo de tiempo. Desde el primer consumo pueden pasar perfectamente dos o tres años sin que experimente una merma de su esencia y de todo aquello que convierte a la miel en el endulzante más beneficioso que existe. El motivo de esta inusual duración es su alto contenido en azúcar que contrasta con la reducida cantidad de agua que alberga. Esto sucede con la miel pura que no contiene ningún tipo de aditivo o añadido que perturbe la esencia del producto y, por ende, su duración. Por lo tanto el consumo de miel de calidad es sinónimo de que no habrá que preocuparse durante un largo periodo de tiempo por si se estropea o pierde sus propiedades.
Muchas personas se preguntan que si la miel caduca. Está claro que si dejamos pasar esos dos o tres años recomendables para su consumo, el producto puede sufrir alguna pequeña merma en sus efectos beneficiosos para el organismo. Eso quiere decir que la calidad de la miel puede bajar, aunque en ningún caso será tóxica o perjudicial. Por lo tanto la palabra “caducar” es incompatible cuando hablamos de miel y en este producto se suele usar la expresión “consumo preferente”. Tampoco hay que preocuparse por si la miel cristaliza porque bajen las temperaturas, ya que eso no significa en ningún caso que sufra alteraciones en sus características y peculiaridades que la convierten en especial y única. En definitiva, la calidad de la miel va íntimamente ligada con su duración que es mucha si la comparamos con cualquier otro alimento.
Otra de las curiosidades que rodean a la miel, aunque lo más correcto sería decir a las abejas, tiene que ver con otros productos muy beneficiosos que se obtienen a partir del trabajo de estos insectos. Muchos de ellos se están poniendo de moda en la actualidad al comprobarse sus beneficios para la salud. Vamos a hacer un repaso por cuatro de ellos.
Propóleo
Se trata de una sustancia que las abejas usan para sellar la colmena y otorgarle una capa protectora. Este líquido viscoso que ellas mismas procesan lo obtienen de algunas plantas y árboles. Es como una especie de mezcla de resinas que, además de servir a las abejas para fortalecer la colmena, tiene unas importantes propiedades medicinales. El consumo de propóleo se ha erigido como un gran antiséptico y antibiótico ya que refuerza las defensas del organismo. Más información sobre el propóleo.
Polen
El polen que las abejas recogen de las flores y almacenan en las colmenas también es otro producto que cuenta con un gran predicamento. Estos pequeños gránulos tienen un alto contenido en proteínas y vitaminas, algo que los convierte en una excepcional fuente de energía. El consumo de polen es especialmente recomendable en personas mayores, deportistas y mujeres embarazadas o lactantes. Más información sobre el polen.
Jalea real
La jalea real es el alimento más selecto de las abejas, ya que solo es consumido por la reina y por las larvas que darán lugar a otra reina. Se trata de una sustancia que segregan las obreras y que posee un buen número de beneficios para el ser humano. El consumo de jalea real refuerza el sistema inmunológico, estimula el sistema nervioso, proporciona energía al organismo y ayuda al crecimiento de los niños, entre otras características. Más información sobre la jalea real.
Apitoxina
Hasta el veneno que segregan las abejas y que puede ser tan traicionero en caso de una picadura, es también aprovechable, en este caso para la medicina. El consumo de apitoxina se relaciona últimamente con éxito con algunos tratamientos de belleza. Además, es un reconocido medicamento homeopático útil para la dilatación de los vasos capilares, en casos de fracturas de huesos y para mejorar, por ejemplo, la actividad del hígado y del cerebro. Más información sobre la apitoxina.