La miel es un producto con unas cualidades extraordinarias.
Echando la vista atrás para descubrir la historia de la miel, remontándonos al origen, nos damos cuenta que ha acompañado al ser humano desde el principio.
La historia de la miel se remonta a los primeros pobladores del planeta, que no tardaron en percatarse que el fluido meloso que elaboraban las abejas en sus panales gracias al néctar de las flores, iba ser una ayuda indispensable en un amplio abanico de ámbitos.
Aunque actualmente resulte difícil creerlo, los hombres y mujeres de la Edad de Piedra expresaron en sus pinturas rupestres el trabajo de recogida de la miel.
Un ejemplo se encuentra en las Cuevas de la Araña situadas en la localidad valenciana de Bircop. Allí se descubrió un dibujo donde un hombre, con una cesta a la espalda, mete la mano en un panal de abejas para extraer la miel.
Seguramente muchos de nuestros ancestros sufrirían los efectos de las picaduras de estos insectos, pero eso no les impedía disfrutar de un producto tan dulce y energético.
A pesar de estas primeras pruebas que acreditan su recolección, lo que está claro es que la historia de la miel y su origen, se sitúa en el mismo momento en el que estos insectos y las flores hicieron su aparición en la Tierra.
Esto se produjo en el Cenozoico, hace la friolera de 65 millones de años. Casi nada.
Antes, la historia sobre las abejas nos dice que fueron en un inicio avispas que posteriormente dejaron aparcada su función depredadora para comenzar a fabricar miel.
Estudiando la historia de la miel, vemos que esta ha sido una compañera inseparable del ser humano y lo sigue siendo en nuestros días. Los egipcios le rendían prácticamente pleitesía, ya que consideraban que provenía de las lágrimas del dios Ra.
Alimentaban a sus hijos con ella y además la utilizaban como conservante de la carne cuando hacían largos viajes. Llegaba hasta tal punto la veneración por la miel que en el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankamón en
1922 se encontraron varias vasijas con este producto.
Si los egipcios tuvieron a la miel en un pedestal, no le fueron a la zaga los griegos y los romanos. Los primeros la consideraban unafuente de sabiduría. No obstante creían que era uno de los alimentos de los dioses del Olimpo.
Pero no sólo eso. También era un método infalible para que los niños dejaran de llorar. Para ello cogían miel con una esponja y la colocaban en los labios del bebé (link a remedios caseros). Mano de santo.
Mientras, en el Imperio Romano este producto formaba parte de la dieta de las legiones. De hecho estos fornidos guerreros consumían una bebida llamada mulsum elaborada con vino y miel (link a bebidas con miel). Algo tendría esta pócima ya que posteriormente los visigodos también fueron unos grandes aficionados a tomarla.
Como no podía ser de otra manera, encontramos en la historia de la miel que la Biblia también incluye algunas referencias.
En dos de ellas se demuestra que por entonces era un producto que se comercializaba e incluso se exportaba a otros territorios. El profeta Ezequiel señala en su libro que la tierra de Israel intercambiaba con la ciudad de Tiro (en el actual Líbano) productos como trigo, aceite, resina y, por supuesto, miel.
Otra de las referencias se produce en el libro del Génesis, donde los hijos de Jacob transportan miel, pistachos y almendras a Egipto.
12 respuestas
Hermoso,gracias
Gracias Hilda! 🙂
Muy interesante el desarrollo e información de la miel.
Gracias
Carlos
mil gracias de nuevo Carlos! 😉
Falto que hagan referencia sobre los mayas y como la cultura Maya trataban a las abejas como una Diedad
Mi gusta .ucho a miele